Cada vez que escuchamos el término “estrés”, pensamos de inmediato en emociones negativas, en preocupaciones, en ansiedad y depresión, o en rutinas que vemos como inútiles y sin sentido; es entendible que asociemos estas ideas, pero el estrés no es más que un estímulo, de cualquier índole, que produce una respuesta fisiológica en un organismo vivo, y esta es la definición que ocupará el lugar central en este artículo.
Si comprendemos entonces que el estrés siempre producirá una reacción en el organismo vivo, especialmente en el cuerpo humano, entonces, cabe la posibilidad de que podamos utilizarlo a nuestro favor, para hacernos más resilientes ante cualquier estímulo futuro.
Síndrome de Adaptación General: así responde el cuerpo
La comprensión de estas ideas, se las debemos al médico endocrinólogo Hans Selye, científico que identificó el principio de adaptación general en 1946 (SGA: “síndrome general de adaptación”); el síndrome está dividido en 3 fases, y se refieren a cómo el cuerpo responde a un estímulo, y cómo al estar sometidos al estímulo con una intensidad excesiva y de manera crónica, nuestra salud se deteriora y somos más propensos a sufrir de, prácticamente, cualquier enfermedad:
● Alarma
● Resistencia
● Agotamiento
El síndrome de adaptación general, explica cómo el cuerpo responde con el mecanismo de “pelea o vuelo”, que nos permite sobrevivir a cualquier peligro o amenaza, ya sea un depredador, un accidente, o cualquier situación que requiera nuestra atención inmediata para conservar la vida; el problema, está en que en la civilización actual, abundan estímulos de toda índole, desde cuentas por pagar, noticias que nos llegan por radio, televisión y por nuestro teléfono celular, tiempos largos de traslado hacia y desde nuestros trabajos, largas horas frente a una pantalla tanto por trabajo como por ocio, exceso de comida ultra procesada, fármacos recetados indiscriminadamente, iluminación artificial en horas de la noche, ruidos que interrumpen nuestro descanso, e incluso, radiación electromagnética proveniente de los aparatos electrónicos de consumo diario; el cuerpo termina acumulando todos los tipos de estrés, y de esta manera, el sistema nervioso simpático (parte del sistema nervioso autónomo), causa la producción de hormonas catabólicas, que en exceso, nos afectan de muchas maneras:
● Afecta nuestro sistema inmune,
● Impiden la reparación de tejidos, y
● Causan fatiga crónica (Chek, 2004)
● Trastornos de sueño
Somos la Sociedad del Cansancio
Con este escenario, es fácil visualizar por qué somos una sociedad tan estresada, y resulta más fácil comprender por qué una persona que vive en la ciudad, se encuentra en estado de alerta de manera perpetua, con un sistema nervioso simpático sobreestimulado, a pesar de que, en teoría, no hay depredadores en la jungla de cemento.
La exposición al estrés de manera crónica es conocido comúnmente como síndrome de “burn-out”, definido por la Organización Mundial de la Salud (WHO) en el 2019, como un fenómeno ocupacional, es decir, no es una enfermedad como tal; y se caracteriza por agotamiento excesivo e incapacidad para resistir situaciones estresantes, al punto de presentar desgano por las actividades diarias, no por falta de voluntad o por irresponsabilidad, sino simplemente porque el cuerpo “no da más”.
Efectos del Burnout
A pesar de que el “burn-out” no es una enfermedad, podría ser la puerta de entrada para innumerables condiciones de salud, por la sencilla razón de que el cuerpo está destinando recursos (energía y nutrientes) para lidiar con la situación estresante, y no para cumplir con las funciones básicas que el organismo necesita para un estado óptimo, como lo son la producción de energía para las actividades diarias, mantenimiento del sistema inmune y la regeneración de células de todos los sistemas y órganos; adicionalmente, vivir estresados de manera crónica, puede causar que el organismo desarrolle deficiencias de minerales como el magnesio, y que los mecanismos que garantizan que la función celular, se vea afectada al punto de que la misma muera, o no pueda realizar sus funciones específicas. La manifestación del síndrome del quemado, evidencia la necesidad de controlar los estímulos estresores a los que nos exponemos, ya que es cuestión de tiempo antes de que un exceso de estímulos, puedan causar problemas serios, desde enfermedades crónicas, cáncer, e incluso, dificultad para recuperarse de lesiones físicas.
Necesitamos del Estrés para Prosperar
Si estar expuestos al estrés crónico es un problema, entonces sería posible considerar una ausencia total de estresores como la solución definitiva, pero esto resultaría imposible para cualquier organismo vivo, ya que hasta la presión atmosférica, la gravedad, y el calor son estímulos con los que tendremos que lidiar de manera obligatoria, salvo que decidamos vivir en una cápsula aislada de todo peligro, la cual no existe. Entonces, si no podemos evitar el estrés en su totalidad, lo que necesitamos, es volvernos más resilientes, con exposiciones controladas a estímulos, que garanticen que estemos adaptados para resistir, e incluso, prosperar en ambientes hostiles, como el mismísimo planeta Tierra.
El Estrés Voluntario es la Respuesta
Al acceder voluntariamente al estrés, se manifiesta el fenómeno de la hormesis, que se caracteriza por causar una respuesta a partir de una dosis baja o controlada de cualquier estresor, muy distinta a la respuesta que se obtendría si el mismo estímulo fuera excesivo, la respuesta obtenida, es en principio beneficiosa; el fenómeno de hormesis se manifiesta por exposición a agentes como la radiación, sustancias químicas, y también como respuesta al estilo de vida (Ray et. al, 2014).
Estímulos controlados causan una respuesta que nos hace más fuertes, entonces debemos seleccionar cuáles hábitos pueden ser controlados para evitar caer en “burn-out”, al mismo tiempo que se incrementa la tolerancia a cualquier embate de la naturaleza, Dinicolantionio (2021) menciona en su libro “The Mineral Fix” (La Solución Mineral, en Español), al ejercicio físico, la luz solar, y el sauna, como causantes de estrés oxidativo controlado, que es beneficioso para los humanos, ya que el estrés oxidativo también es necesario para que el cuerpo pueda contrarrestar organismos patógenos. Todos los agentes, aplicados de manera correcta, producirán adaptaciones favorables, y nos referiremos específicamente al ejercicio físico, tema central del blog, para ilustrar un poco más a profundidad el concepto de estrés voluntario.
Todos los organismos vivos, en principio, deben mantener un equilibrio en el que las funciones vitales son posibles, eso incluye temperatura, pH, y también, equilibrio entre ingesta y gasto energético, y un balance entre el estrés físico y cómo el cuerpo logra resistir otro estímulo similar en el futuro; ese estado de equilibrio, se conoce como homeostasis. El concepto de homeostasis no explica por sí mismo la capacidad del ser humano a resistir los embates de la naturaleza y el entorno, sino que también, la capacidad de adaptación, característica que nos define y nos diferencia de otros organismos, es lo que nos permite conservar el balance a pesar del caos; este concepto se denomina alostasis (Lemos, 2015), que es la respuesta a los eventos diarios de toda índole que nos mantiene en estabilidad. Un ejemplo visible de alostasis es cómo un puente colgante resiste la vibración, el viento, y aún se mantiene en pie; o cómo una persona puede salir de su casa caminando, resistiendo el frío o calor, y poder llegar a su destino sin sufrir al punto del colapso.
Cómo el estrés nos hace fuertes
Una muestra tangible de que el cuerpo es capaz de adaptarse a través de la exposición gradual a estresores, es el principio de progresión de las cargas, ilustrado con la historia de Milón de Crotona (mitología griega), quien se contaba era el hombre más fuerte del mundo, y logró ese estado, entrenando al cargar un becerro todos los días, el cual, mientras aumentaba de tamaño, representaba un reto mayor para Milón; este método con cargas progresivas, le permitió alcanzar niveles absurdos de fuerza cuando el becerro se convirtió en adulto. Así se ilustra cómo las cargas deben aumentar gradualmente durante el entrenamiento para ver cambios significativos en la capacidad de un deportista, o de cualquier persona que tenga la intención de estar acondicionado para cualquier actividad que requiera esfuerzo físico y psicológico (Bompa, 1999).
La historia de Milón de Crotona puede aplicarse a alguien que quiere mejorar en matemáticas, o alguien que gradualmente quiere hacer que su piel no sufra con la exposición a la luz solar, o incluso, una persona que tiene dificultad en presentarse en público para hablar, o para simplemente socializar; es claramente visible, y no necesitamos estudios científicos exhaustivos para darnos cuenta, de que el ser humano, es capaz de adaptarse fenómenos y situaciones, que la mayoría de las veces son inevitables; incluso, tenemos la obligación de estresarnos voluntariamente si queremos superar el nivel actual, si queremos pasar de lo que somos, a lo que podríamos llegar a ser. No hay fórmulas mágicas ni atajos.
En conclusión:
Ahora que leíste este arituclo, Lo que entendemos cuando escuchamos “estrés”:
● Los estresores son parte de la vida, y nunca podremos evitarlos completamente.
● Homeostasis es el estado de equilibrio de todo organismo vivo, y alostasis es cómo el cuerpo se adapta para mantener el equilibrio a pesar de los estresores físicos, psicosociales y fisiológicos que enfrenta el ser humano.
● Estrés crónico sin recuperación adecuada, nos puede llevar al “burn-out”, sin importar la fuente del estrés.
● Hormesis es la respuesta favorable a dosis específicas de estímulos estresores.
● La exposición voluntaria a estímulos, nos hace más resistente a dosis futuras del mismo estímulo.
● Hábitos desfavorables que nos pueden llevar a padecer de “burn-out”:
● Pocas horas de sueño, o dormir a deshoras.
● Exposición a luz artificial azul durante la noche.
● Consumo excesivo de bebidas alcohólicas.
● Uso de drogas y/o cigarro/”vaping”.
● Consumo constante de alimentos ultra procesados y bebidas alcohólicas.
● Interacciones sociales contraproducentes.
● Ejercicio físico excesivo.
● Hábitos que producen estrés beneficioso:
● Exposición gradual al sol.
● Sauna.
● Ejercicio físico programado.
● Sueño adecuado.
● Alimentación con base en comida sin procesar.
● Actividades sociales, preferiblemente al aire libre.
Mentor Aníbal Araúz Castillero
Referencias Bibliográficas
● Bompa, T. (1999). Periodization Training for Sports. Human Kinetics
● Burn-out an «occupational phenomenon»: International Classification of Diseases. (2019, 28 mayo). https://www.who.int/news/item/28-05-2019-burn-out-an-occupational-phenomenon-international-classification-of-diseases
● Chek, P. (2004). How to Eat, Move and be Healthy. Chek Institute
● DiNicolantonio, J. (2021) The Mineral Fix.
● Lemos, M. (2015). La teoría de la alostasis como mecanismo explicativo entre los apegos inseguros y la vulnerabilidad a las enfermedades crónicas. Anales de Psicología , 31 (2), 452-461. https://dx.doi.org/10.6018/analesps.31.2.176361
● S.D. Ray, F.F. Farris, A.C. Hartmann. (2014). Encyclopedia of Toxicology (Third Edition). https://doi.org/10.1016/B978-0-12-386454-3.00398-5
● What Is General Adaptation Syndrome? (2022, 11 enero). Verywell Mind. https://www.verywellmind.com/general-adaptation-syndrome-gad-definition-signs-causes-management-5213817
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